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A la pelotita

A la pelotita…

Habíamos hablado algo de la concentración mental y propuesto un ejercicio práctico para jugar alrededor y arriba del green, con el objetivo de disminuir la cantidad de golpes en dicha zona.

Hay otros temas que a la vista de muchos parecen minúsculos o insignificantes, pero que, bien entendidos y llevados a la práctica ayudan a bajar algunos golpes adicionales y nos dan satisfacciones.

La pelota es uno de ellos.

Muchos de nosotros, por cultura o folklore propio del argentino, somos -pichuleros- y pretendemos ahorrar precisamente del lado equivocado; me refiero puntualmente al hecho y costumbre de comprar pelotas «recuperadas» de lagunas o perdidas y rescatadas del campo, evitando así tener que pagar unos pesos de más en un elemento que no consideramos estratégico.

Sin embargo, a la hora de comprar una bolsa de palos con lentejuelas y tachas ó el carrito eléctrico a control remoto y asiento incorporado, no reparamos en un gasto que pudo haber sido sensiblemente menor si hubiéramos optado por la bolsa o el carro tradicional. Sin embargo e irónicamente, he visto jugar a esa misma gente con pelotas ovaladas, rotas, cortadas por filazos y hasta medio amarillentas por el paso de los años… al sol.

Sigo trayendo a mi memoria algunas charlas que tuve con mi profe… (nobleza obliga: no hago más que contar lo que me enseñó con sus propias vivencias y experiencias personales) y recuerdo entonces cosas tales como las siguientes:

  • La pelota debe estar siempre en perfectas condiciones de redondez, a fin de que su trayectoria aérea y terrestre sea predecible por el jugador y no por ella.
  • Debe estar limpia todo el tiempo que podamos y que las reglas nos permitan hacerlo, a fin de que la misma pueda volar y rodar con facilidad. Esa particular forma «martillé» que posee la superficie de la bola de golf es a propósito, para que la misma produzca un efecto aerodinámico y no caiga como una piedra o ruede para cualquier lado (cuanto más sucia menos vuela).
  • La pelota está en contacto con la cara del palo menos de 1 segundo en todos los 72 golpes de un partido (según dicen muchos fabricantes de palos y pelotas), con lo cual tratemos de que ese breve tiempo de impacto sea lo más cercano al ideal, es decir, sin que se interponga nada entre la cara del palo y la superficie de la esfera, máxime si hacemos más de 72…
  • Desechemos toda pelota que nos trae alguna duda antes de comenzar el juego y, previa observación y consulta con nuestros oponentes y caddy, hagamos lo propio con las que ya están en juego (pero cuidado: en el momento que podamos levantarlas).
  • Escuchemos el sonido de la pelota al ser impactada, éste nos puede decir mucho sobre su estado. Si uno hiciera picar dos pelotas (una nueva y otra dañada o cortada) sobre un mosaico o lugar duro, no sólo escucharíamos sonidos distintos sino que veríamos que la sana rebota mas que la dañada.
  • Compremos pelotas de marcas conocidas. Si bien todas son buenas cuando las usamos por primera vez, la diferencia fundamental está en la duración (y que siga siendo esférica luego del primer partido) y por ende, en la cantidad de «vueltas» que jugaremos con la misma.
  • Adicionalmente, si somos principiantes y con ello proclives a los filazos, inclinémonos por pelotas duras (que se la banquen…). Si en cambio pegamos razonablemente bien, es un verdadero placer pegarle, escuchar y ver rodar a una de balata que son las más blandas de las opciones.

No tengo nada en contra de los chiches especiales, es más, me gustaría comprarme todo lo que se vende en un proshop. Simplemente señalo la necesidad de contar con un punto de equilibrio cuando compramos los elementos de un buen equipo de juego, donde la pelota forma parte sustancial del éxito, así como los palos, los zapatos, etc.

Si no, fijémonos en los que saben… Diría que es casi una constante observar que, muchos de los que juegan definitivamente bien llevan consigo elementos bastante más humildes y espartanos que los que creemos que jugamos bien; y, al momento de sacar una pelota para jugar, es muy raro que pongan sobre el tee una pelotita en malas condiciones (aunque muchos de ellos podrían jugar igual de bien hasta con cascote…)

Marcelo Barba