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Cultura

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Uds. se preguntarán qué tiene que ver el tema cultural en este deporte.
Pues bien, yo también me lo preguntaba ó sencillamente lo ignoraba hasta que, como en todo, uno conoce otra cosa…y compara.
Hay elementos que valen ser destados y en esta ocasión nos referiremos a
uno.

«Cuidado de la cancha».

Que en realidad deberíamos entenderlo como «Respeto por el que viene detrás» (¡ esto se aplica a tantas cosas de la vida !..)

Muchos de nosotros pensamos y algunos estamos casi convencidos que el cuidado de la cancha descansa exclusivamente en el personal de mantenimiento. Estamos equivocados.

Culturalmente es una actitud muy similar al tema de los baños públicos, donde especialmente en nuestro país, nos encontramos con todas «esas cosas» que nos avergüenzan que vean los extranjeros, amigos o invitados.

También estamos equivocados si pensamos que quien tiene que reparar un
divot ó alisar el bunker es nuestro caddie.

Sin embargo, a nadie se le debiera mover un pelo o sentirse socialmente humillado al momento de caminar unos metros para buscar esa «milanesa» de fairway que voló junto con la pelota y ser devuelta a su posición original, tratando así que la cancha no adquiera progresivamente esa tan particular imagen de viruela… porque si lo dejamos para más tarde (que lo arregle alguien de mantenimiento), el pedazo de tierra rasurado
terminará secándose y nunca más volverá a formar parte de la original
alfombra verde.

¿Acaso nadie sufrió nunca la indescriptible sensación de tirar un 2do. ó 3er. tiro desde adentro de un divot seco, profundo y sin pasto? Creo que sí.

Entonces, hagamos de cuenta que en algún momento nos podremos encontrar
con nuestro propio agujero no reparado: procedamos en ese mismo instante a doblegar nuestro ego y agachémonos para cubrirlo como corresponde, como si la cancha se mereciera una especie de reverencia respetuosa y una humilde disculpa.

No tengo nada en contra del sexo femenino, al contrario. Pero creo que en nuestras canchas de golf es un fiel exponente y representante local de la actitud descripta más arriba, referida al hecho de no reparar divots, bunkers ó piques dentro de los greenes. Confieso que nunca ingresé a un baño público de damas, pero si tuviera que extrapolar con el ejemplo del golf… (madre mía !)

Para tranquilidad de las Sras. y Srtas. también hay «palos» para los Hombres.

Si señores, muchos de nosotros también somos de terror, los que fuman por ejemplo, dejan la cancha regada de puchos (cuando no los greenes y alguno que otro bunker) como si se tratara de ceniceros gigantes que alguien supuestamente luego limpiará (?).

Y qué decir de aquellos caballeros que «cancherean» su caminar por el green, dejando tras de sí unas hermosas huellas de clavos y malas pisadas que olvidan sistemáticamente de repararlas al retirarse de unode los lugares más prolijos y perfectos de la cancha…

Benditas sean las que están adoptando (y en algunos casos obligando) eluso de los tapones «soft» de goma, en lugar de los tradicionales y destructivos clavos de acero que, además, perjudican notoriamente el resto de las instalaciones de los clubes: pisos de madera, de mosaico, instalaciones de vestuarios, confiterías, etc.

A esta altura de la nota creo haberme ganado la simpatía de muchas mujeres y colegas que pudieron verse identificados en alguna actitud específica de comportamiento. No importa.

Pienso que por el otro lado también, debe haber muchos más jugadores que
comparten lo que expongo y que definitivamente desean disfrutar de dos cosas: Una mejor cancha de golf y sentirse orgullosos de poder invitar a otros amigos a compartir una parte importante de su vida privada (con la misma tranquilidad y el mismo orgullo con que uno ofrece su propia casa a sus eventuales visitantes).

Hasta la próxima.

Marcelo H. Barba.