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El Torneo

El Torneo de Maestros… Un banquete.

Después de un tiempo de no vernos vuelvo a la Web…

Me perdí de ver personalmente el torneo de Maestros del Olivos, pero lo seguí por los medios y lo disfruté tanto como pude y realmente admito que fue un espectáculo maravilloso con muy poco que envidiarle a los internacionales de su estilo.

Lamento lo del «Gato» Romero, pero por otro lado también me enorgullece el hecho de que en su primera participación en el torneo de Maestros, nos deje bien parados con su segundo puesto frente a semejantes monstruos del Golf.

Lo de Langer, sencillamente mágico, con qué suavidad y precisión definía cada golpe. Me sorprendió realmente la forma en que transformaba la distancia y la dirección en una misma cosa, cómo transfería potencia de la nada, porque su swing nunca indicaba fuerza, al contrario, parecía que la pelota no alcanzaría más de 50 ó 70 yardas y sin embargo, ponía en juego un componente adicional (seguramente algo mental) que hacía que todo el movimiento finalizara justo cuando la bola dejaba de rodar, allá por los trescientos metros, en el medio del fairway.

Estos magos siguen haciendo del Golf un deporte distinto al que todos nosotros pretendemos jugar o decimos que conocemos.

Manejan la presión del público (26.000 personas de jueves a domingo…) y la precisión de su juego con la misma facilidad con que nosotros apoyamos la pelota en el tee de salida; coordinan el tiempo y el swing como los músicos de una sinfónica, que afinan, practican un par de veces como buscando el mejor acorde, buscan una sólida postura, levantan su vista para fijar el objetivo de su mira, se concentran y… ejecutan. Son literalmente virtuosos.

No existe en ellos (y se nota) un pensamiento parcial que nos indique que están preocupados por algo en particular; desde el comienzo del movimiento hasta el final nada es una parte, todo es un único y armonioso desarrollo hasta el final del golpe. Ninguno de ellos piensa en sus pies, o en las manos, o en su cabeza o la cara del palo; pero ninguno tampoco deja de pensar en todo eso, como en una única y monolítica entidad: un swing perfecto.

Y ese swing (como la palabra inglesa lo indica) es ritmo, es compás, es…música de Golf.

Presenciamos y asistimos a un espectacular banquete, fue como degustar exquisitos y exóticos platos internacionales. Preparémonos entonces para un postre que también tendrá lo suyo, ahora en Diciembre y en el Jockey con el Abierto de la República Argentina, con nada menos que Tom Watson y otros monstruitos como Jim Furyk y Scott Hoch; sin olvidarnos de nuestro «amigo» Craig Stadler alias «la morsa» quien por séptima vez consecutiva actuará en este certamen…

Esperemos que esta última experiencia de 1997 nos deje ese sabor dulce y especial, como si realmente se tratara de un excelente postre, de un inolvidable banquete de Golf.

Casi me olvido: Chiste para contar en algún hoyo aburrido…

Moisés y Jesús deciden jugar un partido de Golf.
Llegan a la cancha y arman una línea con otro jugador, un viejito muy canoso y barbudo.
El partido se desarrolla normalmente hasta que llegan a un hoyo con mucho agua.

Tira Moisés, cae al agua y enojado se dirige a la orilla de la laguna. Mira al cielo levantando sus brazos y las aguas se abren dejando un camino hasta el green.

Moisés se acerca a su pelota, efectúa su segundo tiro y la deja ‘dada’ a 20 cm. de la bandera.

Le toca el turno a Jesús que también hace un mal tiro y cae al agua. De idéntica forma se dirige a la pelota pero caminando por encima del agua. La pelota flota repentinamente y Jesús hace su segundo tiro, dejándola a 10 cm. de la bandera…

El viejito tira y también cae a la laguna…tranquilo se dirige a la orilla, mira fijamente el agua y hace que un pez se coma la pelota.

Luego mira fijamente el cielo y aparece un ave que se lanza al agua y se traga el pez.

El ave sobrevuela el green y defeca justo sobre la bandera, dejando caer la pelota que pica y se mete en el hoyo.

Moisés fuera de control lo mira a Jesús y le dice enojado:

_ Ahhh nooo!! así no vá, es la última vez que lo invitás a tu viejo a jugar con nosotros…!!!

Un abrazo.

Marcelo H. Barba