Roberto De Vicenzo. Una Leyenda viviente
Roberto De Vicenzo nació el 14 de abril de 1923 en Chilavet, fue el quinto hijo de una familia compuesta por siete varones y una mujer. Su padre, Elías, era pintor de brocha, y su madre, Rosa Bagliova, se encargaba de las tareas de la casa ubicada en la calle Cuenca, a unos cien metros del Club Deportivo Mitre, más conocido como «Migueletes», pegado a la vías del ferrocarril Mitre. Esa proximidad a un campo de golf, hizo que los De Vicenzo fueran a buscar trabajo como caddies para aportar unos pesos a la «olla popular» de la familia, como se refirió alguna vez el propio De Vicenzo a la mala situación económica que atravezaba su numerosa familia en los años de su infancia.
Cuando tenía ocho años, Roberto se inició como caddie sin imaginar el brillante futuro que le aguardaba en un campo de golf; por aquella época, le atraía más el fútbol y estuvo a punto de ir a probarse como centrodelantero en las divisiones inferiores de Platense, pero había que ganar dinero y entonces decidió seguir como caddie. De esta manera, sacando pelotitas que caían en la laguna de la cancha y pegándole a las piedras con un corcho adherido a una ramita, le fue tomando el gusto al deporte.
En 1933, a los diez años, jugó su primer torneo de caddies en Migueletes. En esa época ya había perdido a su madre -falleció en el parto de mellizos que también murieron- y oficiaba de «niñero» de sus hermanitos menores, a quienes cuidaba mientras practicaba sus primeros golpes en la cancha.
A los 17 años, Roberto a lo único que aspiraba en la vida era a ser profesional de golf, aunque el deporte era apenas conocido, y la profesión parecía no ofrecer un futuro brillante, ni siquiera remunerativo. Se competía poco y las bolsas de premios eran aún más reducidas, pero aún así, Roberto rechazó un empleo en los ferrocarriles del Sur, e ingresó como ayudante del profesional Amando Rossi, en el Ranelagh Golf Club.
La primera vez que el nombre de Roberto De Vicenzo apareció impreso en un diario (mal escrito: Devincencio) fue después de la primera vuelta el Abierto de la República, de 1938, en el Ituzaingo Golf Club. Con cifras de 40-41: 81, tenía por delante a 42 jugadores profesionales y a diez amateurs. El norteamericano Paul Runyan, compartía el primer puesto con Enrique Bertolino, en 69 golpes. En ese campeonato se clasificaron hasta los que tenían 156 golpes. Roberto con 157, tuvo que quedarse entre los espectadores que vieron triunfar a Runyan imponiendo un nuevo récord de 282 golpes.
La primera vez que Roberto fue notado por los espectadores en una cancha de golf, fue en 1940, cuando el brasileño Mario González realizó su extraordinaria consagración en nuestro medio, logrando un doble triunfo en el Argentino de Aficionados y el Abierto de la República.
El Abierto se jugó en el Argentino de Palermo, y para jugar las dos vueltas finales, González salió a la cancha en compañía de José Jurado, y con ellos, iba Roberto, quien llamó pronto la atención de los espectadores por la notable longitud de sus drives.
Tomás García Escribano escribió en esa ocasión en «El Golfer Argentino»:
«Un humilde muchachito de 17 años de edad fue descubierto como uno de los más seguros elementos que forman parte del plantel de los mejores golfers del futuro en el campo profesional. Se trata de Roberto De Vicenzo, quien -de pronto- el último día, se encontró en el tee del hoyo 1 con una gran cantidad de personas, todas las que fueron para seguir la actuación de González, iban también a ser testigos de cada uno de los golpes que él ejecutara para cumplir las dos vueltas finales. Después de soportar como pudo los primeros momentos de nerviosidad entró en confianza y mostró toda su natural disposición para jugar bien al golf. De larga pegada con el drive, con mucho sentido de la distancia y un elevado grado de sensibilidad para la ejecución de los tiros precisos, se le vio completar scores de 82 y 77, que aparecen elevados por una sucesión de pequeñas causas que conducen a la pérdida de golpes.»
Roberto terminó con 306 golpes para los 72 hoyos, que lo alejaron en 18 tantos del total con que ganó González como jugador amateur.
En octubre de 1941, los estadounidenses Jimmy Demaret y Sam Snead llegaron a la Argentina contratados por la Asociación Argentina de Golf para realizar una serie de cuatro exhibiciones, que tuvieron lugar en San Andres, el Argentino de Palermo, el Jockey Club y Ranelagh.
En Ranelagh se enfrentaron a la pareja formada por los dos grandes pegadores del momento, Eduardo Blasi y Roberto De Vicenzo, quienes se combinaron en forma muy efectiva y superaron a los americanos por 2 y 1. El mejor score de combinación en la ida fue el marcado por Demaret y Snead, con 34 golpes, mientras que los argentinos marcaron en esa misma etapa un 35. Individualmente, las mejores cifras logradas en la ida fueron las de De Vicenzo y Snead, con 36 golpes.
La carrera efectiva de Roberto De Vicenzo en nuestro medio, se inició en setiembre de 1942, cuando conquistó su primera victoria en el Abierto del Litoral. Tenía 19 años de edad y era la tercera vez que competía en este campeonato. En la vuelta final, jugó la ida en 31 golpes y luego completó un 66, para totalizar 277, nuevo récord del torneo. «Recuerdo -dice De Vicenzo- que llevaba muchos golpes de ventaja y en el último hoyo metí la pelota en un arroyo. Yo quería sacarla con la mano, perder un golpe, pero pegarle con más comodidad. Pero la gente me pedía que la jugara desde allí. Yo no lo quería porque me iba a manchar la ropa y era la única que tenía. Pero no hubo más remedio y recibí mi primer premio con una mugre espantosa.»
Ya empezaba a surgir el fenómeno; gracias a las enseñanzas del profesional de Migueletes, Juan Gardino, el primero que le puso un palo de golf en las manos, y a su espíritu inclaudicable, progresaba. En 1944, cuando ganó los dos títulos nacionales: el Abierto de la República en Ituzaingo, y el Argentino de Profesionales, enfrentando en la final a Eduardo Blasi, a quien derrotó por el aplastante score de 10 y 9, el periodista Gregorio Milderman, le puso su primer apodo «Spaguetti», porque iba a jugar los torneos vestido de marinero (estaba haciendo el Servicio Militar en la Marina), y se parecía a Popeye. Después, los ingleses lo llamaron «Old Robert» (Viejo Roberto); para los argentinos fue siempre el «Maestro», el «Eterno», el «Caballero del golf», o simplemente, un trabajador de este deporte, como De Vicenzo se definió siempre.
Sus triunfos en campeonatos oficiales (regionales y nacionales) suman 47, repartidos de la siguiente manera: Campeonato Argentino de Profesionales, 16 victorias; Abierto de la República, nueve; Abierto del Sur, ocho; Abierto del Centro, siete; Abierto del Litoral, cinco, Abierto del Norte cuatro y Torneo Nordpatagónico, una. Estas conquistas dejaron en resumen dos récords, que si bien ya fueron superados, pero que se mantuvieron durante varias décadas. El primero es el de 277 golpes en el Litoral (score que en 1985, redujo en dos golpes Armando Saavedra y posteriormente, Jorge Berendt y Diego Boueke, en 1991, a 269), y el segundo, es el de 270 golpes en el Abierto de la República de 1949, en la cancha del Olivos, cuyo par era de 73. Roberto bajó 22 golpes el par de la cancha, con 69, 64, 67, y 70, logrando una diferencia de quince golpes con el segundo de la lista, que fue Juan José Anzaldo, con 285. (Este récord fue superado en 1988, por Miguel Fernández, cuando ganó el título por segundo año consecutivo, con 264 golpes en la cancha del Hurlingham).
También en 1973, De Vicenzo marcó el score récord de 268 golpes para ganar el Abierto del Sur en Playa Grande; y en 1974, ganó el Abierto del Centro estableciendo en la segunda vuelta un récord de 27 golpes, diez bajo el par para los primeros nueve hoyos de la cancha del Córdoba G.C. (hizo seis birdies seguidos, un águila en el 7 y otros dos birdies). Con este 27 empató el récord mundial para nueve hoyos con el norteamericano Mike Souchack, que lo había logrado en 1955. Además tiene el récord mundial de diez hoyos jugados bajo el par en forma consecutiva, pués también hizo birdie en el hoyo 10, completando una vuelta de 61 golpes, 12 bajo el par 73 de la cancha (hizo bogey en par 3 del hoyo 14 y otro birdie en el par 4 el 16).
PRIMER TRIUNFO EN EL EXTERIOR
En 1946 Roberto ganó por primera vez el título nacional de otro país: el Abierto de Chile, compartido con Enrique Bertolino; los dos habían igualado en 273 golpes, y por falta de luz no se jugó el playoff. En 1949 ganó el Abierto del Uruguay, con 268 golpes; este score era el más bajo del golf sudamericano y reducía en un golpe el anterior (marcado por Antonio Cerdá en el Gran Premio Ranelagh, con 269). Este récord fue igualado en 1965 por el español Ramón Sota y el norteamericano Gene Littler, cuando ambos empataron el Abierto de Brasil, en Gavea. Luego, Fidel De Luca lo redujo a 265 en La Cumbre y el mismo Fidel, a 264 en el Campeonato de Profesionales en 1973, en el Golf Club Gral. San Martín. Actualmente, el récord está en poder del español Miguel Martín: 256 golpes (24 bajo el par), en el Abierto del Sur, en Playa Grande, en 1987.
A partir de 1950 Roberto agregó a su larga lista de triunfos, los abiertos nacionales de catorce países: Chile, Uruguay, Francia, Holanda, Bélgica, México, Perú, Panamá, Jamaica, Venezuela, Colombia, Brasil, Puerto Rico, Alemania, España, y el más importante de todos, el Abierto de Gran Bretaña, en 1967, hazaña que cumplió en la cancha del Royal Liverpool, Hoylake, con 278 golpes, superando a Jack Nicklaus por dos golpes y por cuatro a Gary Player.
En 1948, realizó su primer viaje a los Estados Unidos, acompañando a Martín Pose y Enrique Bertolino. La gira fue patrocinada por la AAG, y abarcó alrededor de tres meses. Jugaron una doce de torneos, resultando la mejor actuación de De Vicenzo, un segundo puesto en el Open de Nueva Orleans, con 281 golpes, a sólo uno del ganador Bob Hamilton.
Roberto lo recuerda así:
«Alterné algunas buenas actuaciones con otras malas. Pero lo fundamental era conseguir un poco de dinero para repetir la experiencia. Tuve suerte y lo conseguí. En aquella época el golf latinoamericano era prácticamente desconocido y por supuesto los norteamericanos se asombraban de algunos puestos que lográbamos. Realmente fue muy difícil ya que viajamos en invierno y algunas canchas estaban congeladas, lo cual complicaba el juego. Pero se me dió y mis resultados me dejaron abiertas las puertas para un regreso inmediato. Todos veían en nosotros un gran futuro, entonces nos ayudaron bastante. Yo no sabía una palabra de ingles y todo me parecía un mundo aparte.»
A mediados de 1948, viajó por primera vez a Inglaterra atraído por ese imán que es para cualquier jugador del mundo, el Open Británico, que se jugó en Carnoustie. Roberto, para asombro de casi todo el mundo, consiguió el tercer puesto, a seis golpes de distancia del ganador, el ingles Henry Cotton. El score del argentino para los 72 hoyos fue de 290 golpes.
En 1951 conquistó su primera victoria en la gira regular de los Estados Unidos. Fue en el torneo «Round Robin de Palm Beach», jugado en la cancha del New Rochele, en Nueva York, con el signo de +40 ante 16 de los más destacados profesionales del momento. Sus scores fueron de 69, 68, 68, 67 y 75. Segundo se ubicó el australiano nacionalizado estadounidense, Jim Ferrier con +28. En su época de esplendor -corría el año 1955, más precisamente, el 9 de mayo- conmocionó al ambiente golfístico argentino anunciando que se radicaba en México. «Fue por una razón práctica -dice Roberto- desde México viajar a Estados Unidos costaba cien dólares, y desde Argentina, 1000. Me contrató el Country Club de México, en el Distrito Federal, y allí me quedé hasta 1961. Fueron seis años maravillosos. El único disgusto fue un sismo que me hizo sentir miedo como muy pocas veces.»
Sin embargo fue la época en que menos torneos jugó, y por consecuencia, en la que menos triunfó. En 1957 logró dos importantes victorias en USA. La primera en el Torneo Colonial Invitation, jugado en Fort Worth, Texas, donde triunfó con 284 golpes, y la segunda, en el Torneo All American, en Chicago, con 273.
Un año antes había ganado el Abierto de Jamaica con 260 golpes -victoria que repitió en 1957 con el mismo score- para los 72 hoyos. Esta cifra es la más baja que marcó en su carrera deportiva para ganar una competencia sobre cuatro vueltas. Ganó el Campeonato de Profesionales de México cinco veces en los seis años que estuvo radicado allí, victorias que posibilitaron su elección como integrante el equipo mexicano en la Copa Canadá. Representó al país azteca en 1956, 59, 60 y 61.
En 1953, De Vicenzo junto a Antonio Cerdá, ganaron para la Argentina la primera edición de la Copa del Mundo, disputada en Montreal, Canadá. Su score fue de 287 golpes (se jugó a 36 hoyos), De Vicenzo, 147 y Cerdá, 140, adjudicándose Cerdá el Trofeo Individual.
En 1960 decidió regresar definitivamente a la Argentina. Dijo: «Me agradaría quedarme un tiempo más en México, pero no hay nada que hacer, la tierra tira, quería volver, largué todo y me vine…» Su retorno fue demoledor, rápidamente recuperó el control de los torneos argentinos, integrando con Fidel De Luca y Leopoldo Ruiz, una trilogía que monopolizó casi todos los primeros premios en cuanto certamen profesional se jugaba en nuestro medio. Su primer triunfo en esta nueva etapa, fue en el Abierto del Sur de 1962. A fines de este año, representó nuevamente a la Argentina en la Copa del Mundo, formando equipo con Fidel De Luca -el jugador más efectivo de esa temporada-. Terminaron en el segundo puesto detrás de los norteamericanos Sam Snead y Arnold Palmer (557 a 559 golpes), en la cancha Colorada del Jockey Club. Roberto ganó el Trofeo Individual con 276 golpes, y dos de ventaja sobre el ingles Peter Allis y Palmer.
Cuando decidió regresar a la Argentina, Roberto se instaló con su familia (su esposa Delia y sus hijos Roberto y Eduardo) en Ranelagh, compró una casa enfrente del club, y una cuota de socio vitalicio en el mismo, lo que le permitió seguir practicando en la cancha sin ser profesional del club.
Sus viajes a Europa y los Estados Unidos se sucedieron, hasta que en 1967 su nombre retornó a las primeras planas del golf internacional, cuando después de veinte años de lucha, ganó el Open Británico con 278 golpes (70, 71, 67, 70), en la cancha de par 72 del Royal Liverpool, en Hoylake. Quedó a solo dos golpes del récord del certamen y obtuvo un premio de 5.880 dólares.
La otra cara de la moneda se produjo un año después cuando en «realidad» empató el primer puesto en el Torneo de Maestros, en Augusta con el norteamericano Bob Goalby, ambos en 277 golpes, pero un error en la anotación en su tarjeta (Roberto hizo 65 golpes con un birdie en el hoyo 17, pero su compañero de juego Tommy Aaron le anotó un 4 en ese hoyo y firmó como que había hecho 66), lo relegó al segundo puesto, con 278. Roberto no ganó en Augusta, pero supo perder; fue un hombre antes que un profesional en esas circunstancias y la resignación con la que aceptó que la culpa del error había sido suya, le valieron el aplauso y el reconocimiento del mundo entero, sobre todo, de la prensa de los Estados Unidos, que no dudó en consagrarlo como el «Jugador del Año», y en otorgarle todos los reconocimientos, menciones y honores a los que puede aspirar un verdadero campeón. Desde su ingreso al «Hall de la Fama», en 1979, hasta su designación como «Embajador del Golf», título que recibió en agosto de 1993.
Dice De Vicenzo: «Pienso que todos los títulos que obtuve son importantes, pero de algunos se guarda un mejor recuerdo que de otros. Creo que el primero de la lista es el Abierto Británico de 1967. Lo gané a los 43 años y fue una especie de culminación para veinte años de actividad perseverante.» Y prosigue: «A los 38 años creía que mi carrera estaba terminada, tenía la idea de instalarme y enseñar golf, pero no sirvo para eso, y como siempre fui cabeza dura, empecé a practicar de nuevo con todo, a perfeccionar mi estilo, y así comenzó mi mejor época. Por eso, ese Abierto Británico fue especial. Recuerdo que una semana antes un chico escocés me había regalado una pata de halcón (amuleto de suerte en Gran Bretaña). Al principio dudé en aceptarlo, pero ante la insistencia del pibe me lo llevé y me dio suerte. Cuando le gané por dos golpes a Nicklaus me sentí el hombre más feliz del mundo, sólo me faltó un compatriota para abrazarme.»
«Claro que cuando menciono que empezó mi mejor época no puedo olvidarme de otros grandes títulos. Uno es el que logramos con Antonio Cerdá para la Argentina en la Copa del Mundo, por entonces Copa Canadá. Esa experiencia también fue emocionante porque era la primera vez que se disputaba el Mundial. Luego me adjudiqué el Individual en dos ocasiones, en 1962 y 1970, ambas en el Jockey Club de San Isidro. Las dos fueron muy linas ya que no todos los días se gana una Copa del Mundo. La del 62 me gustó por ser la primera, y la del 70, porque el torneo se jugaba en mi honor, y yo ya estaba llegando a una etapa límite. Pero todavía había De Vicenzo para rato.»
En 1974 su debut en la Gira de Veteranos de los Estados Unidos no pudo ser más prometedor. Ganó el Campeonato de Profesionales Seniors, venciendo en la vuelta final a Julius Boros -puntero en las dos etapas anteriores- por tres golpes (273 a 276). Este triunfo le dio derecho a enfrentarse en el match final sobre 36 hoyos con Eric Lester (campeón europeo) en un histórico mano a mano por el Campeonato Mundial de Veteranos, que se jugó en Escocia. Roberto ganó en el hoyo 32 por 5 y 4; el encuentro se llevó a cabo en la cancha de Lundin, un típico links escocés, quebrado y difícil, vecino al océano como la mayoría de las canchas escocesas. De Vicenzo ganó cinco torneos en la Gira Seniors de los Estados Unidos. Los más importantes fueron: el Torneo de Las Leyendas, en 1979 y 1983, y el Abierto de Veteranos de los Estados Unidos en 1980.
Actualmente sigue compitiendo en matches de exhibición o en los tradicionales torneos «Yo le gané…» Durante años el tema de su vigencia estuvo estrechamente ligado con el de su retiro. Al respecto, De Vicenzo señaló: «Cuando creí que llegaba al final, apareció la Gira Senior, y cuando pensé que me estaba poniendo viejo surgió la de Super-Senior. En una ocasión, cuando le pregunté a un amigo porque hay gente que insiste tanto con el tema de mi retiro, me dijo que había dos posibilidades: «o tu juego ya da lástima o tienen envidia por todo lo que seguís ganando». Lo cierto es que nunca pensé que a los 65 años, seguiría jugando y recibiendo beneficios del golf. Entonces, si el deporte rinde, como buen genovés que soy, voy a seguir sacándole provecho.»
Durante 35 años se mantuvo entre los diez mejores jugadores del mundo. Ningún otro deportista argentino recibió tantos reconocimientos internacionales como Roberto De Vicenzo. Fue campeón del Abierto de 17 países. Vencedor nueve veces en el de la República Argentina, 16 en el Campeonato de Profesionales; la última en 1985, demostrando su increíble vigencia. En la Argentina le ha ganado a los mejores golfistas de las últimas cinco décadas, desde José Jurado a Jorge Soto. Fue también el embajador del deporte argentino. «Siempre pensé en mi país -dice Roberto- los anuncios decían: «Roberto De Vicenzo de la Argentina», y una desubicación de mi parte, también dejaba mal parado a mi país».
Le escribieron un tango «A Roberto De Vicenzo», música de Javier Mazzea y letra de Mariano Rovira, «No se habrá vendido tanto como el de Leguizamo, pero alguien lo habrá comprado», y hasta quiere ser convincente cuando dice que «no le resultaba nada fácil jugar al golf. Siempre tuve que practicar mucho, pero esa no fue una traba, sino una ventaja.»
Después de 60 años de carrera, de haber ganado 232 torneos, más que cualquier otro golfista profesional en el mundo, de haber jugado desde Canadá a Australia, después de haber conseguido la gloria, el prestigio y el respeto que no sabe de fronteras, Roberto De Vicenzo repasó en una entrevista escuetamente esos sesenta años:
«He advertido que la vida es como una montaña, que tiene una subida y una bajada. Estuve en la cúspide y ahora estoy bajando lentamente y eso me sirve de consuelo. No creo que exista otra alternativa.» Y agrega: «He dejado parte de mi vida jugando golf y pienso seguir haciéndolo hasta que Dios me dé buena salud y buenas piernas para poder caminar.»
CAMPEONATOS GANADOS POR ROBERTO DE VICENZO
Títulos Mundiales
- Copa del Mundo – 1953
- Trofeo Individual – 1962-70
- Campeonato Mundial de Veteranos -1974
Campeonatos Nacionales
- Abierto de la República – 1944-49-51-52-58-65-67-70-74
- Argentino de Profesionales – 1944-45-47-48-49-51-60-64-65- 66-69-71-72-74-77-85
- Argentino de Veteranos – 1987-88
- Torneo de Maestros – 1962-64-66-70-74
Campeonatos Regionales
- Abierto del Litoral – 1942-46-47-49-68
- Abierto del Centro – 1943-62-65-67-72-73-74
- Abierto del Sur – 1946-47-62-67-72-73-77-78
- Abierto del Norte – 1962-73-74-83
- Torneo Nordpatagónico – 1969
- Abierto de Veteranos del Centro – 1992
Grandes Premios
- Copa Westinghouse – 1943
- G.P. Cirio – 1944-45-47-48
- G.P. Palihue – 1945
- G.P. Masllorens – 1946-47-48-49-50-51
- G.P. Ranelagh – 1946-47-48-61-67-68-69-70-72
- G.P. Jockey Club de La Plata – 1946-48
- G.P. Alvear – 1947-51-54
- G.P. Swift – 1947
- G.P. Mailly – 1947
- Copa América – 1947
- G.P. Ituzaingo – 1949-50
- G.P. San Isidro – 1949-50-51-52
- G.P. Gral. San Martín – 1950-54-74-75
- G.P. Golf Club Argentino – 1953
- G.P. Suixtil – 1962
- G.P. Fernet Branca – 1962-63
- G.P. Tortugas – 1963
- G.P. Minerva – 1964
- G.P. Jockey Club de Rosario – 1964-65-75
- Copa Siam – 1960
- G.P. Río Cuarto – 1965
- Copa de Oro – 1965-68-69-71-72-79
- G.P. Ranser – 1966-67
- G.P. Pindapoy – 1967
- Torneo de Campeones Peugeot – 1968
- G.P. Glustora – 1969
- G.P. Lomas – 1969-73
- G.P. Kanmar – 1969
- G.P. Old Smugler – 1970
- G.P. La Cumbre – 1971
- G.P. Santa Teresita – 1971
- G.P. Charles of the Ritz – 1960-74-75
- G.P. Velox – 1976-77
- Campeonato Metropolitano – 9176
- G.P. Sidesa – 1978-79
Centro y Sudamérica
- Abierto de Chile -1946-54-61
- Abierto de Cali -1947-51
- Abierto del Uruguay – 1949-64
- Abierto de Barranquilla -1951-54-56-60-61-62
- Abierto de Panamá – 1952-53-71-73-74
- Abierto de Puerto Rico – 1965
- Abierto de México – 1951-53-74
- Abierto de Brasil – 1954-57-60-63-64-73
- Abierto de Perú – 1953-54-58
- Abierto de Bogotá – 1951-54-56-64
- Abierto de Medellín – 1955-58-60
- Camp. de Profesionales de México – 1955-56-58-59-60
- Abierto de Jamaica – 1955-56-57
- Abierto de Colombia – 1961-62-74
- Torneo Abierto de Los Lagartos (Bogotá) -1965-66-68-69-74
- Abierto de Itanhanga (Río de Janeiro) – 1970
- Abierto de Venezuela – 1972-73
- Abierto de San Pablo – 1972
- Abierto de Río Grande do Sul – 1972
- Copa Raleigh (México) – 1974
- Abierto de Santiago de Chile – 1978
- Abierto de Santo Tomé – 1979
- Abierto de Santo Domingo (Chile) – 1952
Estados Unidos
Gira PGA
- Torneo Palm Beach Round Robin – 1951
- Torneo de Inverness – 1951
- Torneo All American – 1957
- Torneo Colonial Invitation – 1957
- Abierto de Dallas – 1966
- Abierto de Houston – 1968
Gira Senior
- Campeonato de Profesionales Senior – 1974
- Torneo de Las Leyendas – 1979-83
- Abierto de Veteranos – 1980
- Torneo Doug Sanders – 1983
Superveteranos
- Torneo Golf Digest Conmemorative – 1984-86
- Torneo Digital Classic – 1987
- Torneo de Pontevedra – 1987
- Torneo de Las Leyendas – 1988-89-91
- Torneo Vintage Invitational – 1988
- Torneo Pages Classic – 1988
- Torneo Ventage Championship – 1988-89
Europa
- Abierto del Norte de Inglaterra – 1948
- Abierto de Holanda – 1950
- Abierto de Francia – 1950-60-64
- Abierto de Bélgica – 1950
- Abierto de España – 1966
- Abierto de Alemania – 1964
- Abierto de Gran Bretaña – 1967
Roberto De Vicenzo obtuvo un total de: 232 primeros puestos, 127 segundos puestos, 82 terceros puestos. Se clasificó entre los cinco primeros en 490 torneos. Y entre los diez primeros en 586 certámenes.
Por Claudia Mazzucco
Nacida en Buenos Aires en 1966, es periodista especializada en golf desde hace siete años. Comenzó investigando y escribiendo notas sobre la historia del golf argentino; por lo cual, fue contratada uno año después, por la Asociación Argentina de Profesionales de Golf para dar clases de «Historia del Golf» a los profesionales en formación. Se inició en el mundo periodístico escribiendo en el diario «Sur» (1989), de Buenos Aires; dos años después, ingresó como redactora en la revista «Notigolf» (1991 – 95). En la actualidad es colaboradora del diario «La Razón» (desde 1992), y en revistas nacionales como «Green-field» y «Fairway».
Desde que comenzó a trabajar en la Biblioteca de la Asociación Argentina de Golf, en agosto de 1995, ha viajado a la Copa Ryder, y además de organizar el archivo de torneos y material de prensa de dicha institución, está creando uno propio con el objetivo de especializarse en historia y golf internacional.