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Qué varas deberíamos usar

«Qué varas deberíamos usar.. (y un cuento)»

Antes que nada quisiera comentarles a todos que recibí un Mail muy divertido y emocionante de dos Argentinos momentáneamente radicados en Texas EE.UU. (Isabel Loaldi de Tacchi,[email protected] y Ernesto Tacchi, [email protected] que extrañan terriblemente nuestra tierra de asado y mate…

Me comentan que desde aquelas pampas texanas, tienen la oportunidad de
navegarnos y accedernos para entretenerse y disfrutar de nuestras páginas de Golf.

Son unos expertos principiantes en esta materia y están muy interesados en conocer datos precisos sobre la dureza de los palos de Golf, a fin de tomar una decisión acertada en su elección de compra (convengamos que un juego de palos no se compra frecuentemente… con lo cual es más que lógica y sensata su duda).

Atreviéndome como siempre a meterme en cosas que creo que sé, les contesté a través de mi propia experiencia para que la aprovechen si es que les sirve como un dato adicional en su búsqueda de la verdad… no obstante ello, también les aconsejé que buscasen la palabra de un profesional que los orientase en función de sus propias características de juego, pero creo que sería interesante (y aquí les paso la pelota de Golf a los que saben más que yo) que alguno de los expertos de Golf-Ar nos contara algo sobre las distintas denominaciones y clasificaciones (o códigos) que vienen impresos o por los que se cataloga la dureza y flexibilidad de los palos de Golf… que alguien tome el desafío…

Más allá de eso, aprovechamos la oportunidad de diálogo para intercambiar ideas y otros temas sobre nuestro gran Vicio. Les copio alguno de los temas de nuestro intercambio, referidos a cómo entender este gran deporte, que creo interesante compartir con todos Uds.:

«El Golf es uno de los pocos (quizá el único) deporte que une realmente a los amigos y a la familia, más allá de las cosas que escuchemos y leamos sobre este tema, donde precisamente se dice lo contrario.

Es también una de las pocas actividades donde uno se encuentra consigo mismo, donde se bucea profundamente dentro de las miserias humanas y donde se en- cuentran también los más grandes tesoros del caracter, la moral, la perseverancia, la paciencia y otras tantísimas virtudes que hasta ese momento veníamos llevando medio ocultas.

El Golf es más, mucho más que un deporte.

Es una forma de vida, es una escuela de mente más que de físico, es un ejercitar contínuo de la humildad, del entendimiento de nuestras limitaciones y las de nuestro compañero de juego (o de vida?) es también una especie de teatro donde podemos poner en práctica como en un simulador complejo, nuestras propias experiencias personales y analizar cómo somos capaces de manejarlas; cómo nos comportaremos ante circunstancias adversas, cuántas oportunidades tendremos para -sacarla a buena- y remontar hoyos donde nos caímos duramente y además, sufrimos alguna verguenza frente a otros… eso habla también de la templanza de nuestro amor propio y del altísimo respeto que hay que tener frente a las malas situaciones por las que pasa nuestro compañero (de vida o de juego ?).»

También hablamos sobre los palos…

«Respecto al tema de las varas y su dureza, creo que lo mejor para empezar
en este deporte es el acero. Tan simple y barato como eso. Por supuesto que las casas de deporte especializadas, las propagandas y la sociedad de consumo nos obligarán a direccionarnos hacia lo más nuevo, lo tecnológicamente más deslumbrante, en fin, todo lo que inexorablemente nace día a día en todo lo que se consume y hay que vender…

Cuando tengo dudas como Uds. solamente observo a los más humildes caddies que juntan en una bolsa de viejo cuero algunos palos que les regalan o que con muchísimo esfuerzo logran comprar en una tienda de palos usados…

Créanme, con esos palos de viejo diseño hacen más maravillas que Tiger rociado de grafito y tecnología pura.

Cuando tuve mi primer oportunidad de comprar los palos que me acompañaron
durante mucho tiempo, probé una y otra vez distintos tipos de materiales y quedé más desorientado que Adán en el día de la madre.

Recurrí, como se debe hacer siempre, a la fuente. Encontré a un profesor de Golf maravilloso. Un tutor maduro y fogueado que no sólo me enseñó los rudimentos, el swing y las técnicas principales, sino a disfrutar este deporte en todo su sentido.

El me enseño a sentirme cómodo, que en este tema, es básico y escencial. Me
analizó la velocidad que le imprimía a cada golpe y cómo subía y bajaba el palo de Golf.

Fue así que me reguló mi locura inicial por pegarle potentemente a la pelota y la cambió (con un esfuerzo tremendo) por otro objetivo: pegarle bien a la pelota; con lo cual, la vara que mejor se adaptó en esas circunstancias fue la de acero, la que no permitía demasiada flexibilidad y acompañaba/copiaba mejor el movimiento exasperado de mis brazos.

Luego de mucho tiempo, como pasa en otros deportes como el tennis por ejemplo, uno se da cuenta o empieza a notar alguna diferencia cuando juega con una raqueta de grafito que te presta algún buen amigo, pero ya tiene incorporado una cantidad de experiencia e información que le permiten a uno comparar y aproximarse a una decisión acertada.

Pasa lo mismo con las pelotas de Golf. En una primera instancia, ningún jugador iniciado podrá identificar o describir la sensación que siente al pegar una pelota de práctica (piedras disfrazadas de pelotas) de otra profesional con características muy distintas. Sin embargo, es notable cómo se comienza a ver una diferencia importante en cuanto uno empieza a pegar bien, a encontrar de lleno la pelota con la cara del palo.

Gracias a Dios, hoy las cosas están muchísimo más accesibles que antes y la
competencia feroz entre las infinitas marcas hacen que los precios sean realmente buenos. Con lo cual, si creen que los palos de acero son una reliquia y desean comenzar con un excelente juego de grafito, seleccionen bien la dureza en función a la velocidad y nerrrrrrrrvios con que le pegan a la pelotita, es decir : para mucha potencia y velocidad elijan una máxima dureza (o sea la mínima flexibilidad de vara), ya que el palo no se deformará como un arco cuando baje a encontarse con la pelota; si en cambio, su ritmo de Golf es pausado y no tiene una descarga potente sobre la bola, seleccionen durezas medias o aún las más flexibles, ya que la vara y la cara del palo encontrarán a la pobre pelotita en escuadra y
limpiamente.»

También tuve otra «cyber-visita» que además de su amable saludo me dejó un
chiste para que compartamos en el Site de Golf-ar, ahí se los copio …
(por Raúl Ordóñez U.- Ibagué, Colombia. [email protected])

Dos jugadores inician su primer ronda de Golf y cuando llegan al hoyo 5 se
encuentran con otros dos jugadores que comienzan a demorarles bastante su
juego.
En le hoyo 11 uno de los jugadores no aguanta más y le pregunta a su Caddie cuál es el motivo por el que están tardando tanto…
El caddie que conocía a los que jugaban lento, le dice que son dos ciegos y que, en cada tiro que realizan deben ir hasta la bandera para regresar contando los pasos y así poder medir la distancia al hoyo. Del mismo modo, cuando llegan al green tienen que contar con las manos por cuartas y de esa manera, saben la distancia para el putt, el desnivel, la caída, el corte de la gramilla y el contrapelo. Por eso es que se demoran tanto en cada tiro.
En el hoyo 14 es el otro jugador que reacciona (es el mas impaciente y de
peor genio) que pregunta nuevamente Qué pasa, por qué se demoran tanto?
El Cadie le explica nuevamente a este jugador que adelante van dos ciegos jugando y en cada tiro tienen que ir hasta la bandera, regresar hasta la bola contando los pasos para saber la distancia al hoyo, cuando entran al green entonces miden la distancia por cuartas y saben las distancia para el putt, la caída, el corte de la grama y el contrapelo, etc. etc.
Y el Jugador de mal genio reacciona respondiendo con otra pregunta:
_De acuerdo, pero porqué carajo esos desgraciados no pueden jugar de noche?

Un saludo a todos y hasta la próxima
Marcelo H. Barba