Vayamos al Driving….
No tengo nada en contra de los Driving’s, lo aclaro de entrada para que nadie piense algo parecido mientras se desarrolla el contenido de la presente columna, pero vale la pena darle una pequeña pasada a este tema que no deja de ser algo importante en nuestra vida de Golf.
Particularmente creo que nadie ha dejado de visitar alguno y de practicar, tanto en sus comienzos como en esas oportunidades de «desajustes» donde hace falta un poco de práctica y re-sintonización de algunos movimientos que con el tiempo y los vicios, han ido tomando sus propios y caprichosos rumbos que lamentablemente nada tienen que ver con la ortodoxia del Golf.
El tema entonces se circunscribe a las situaciones particulares que adoptamos y que el mismo driving nos propone cada vez que hacemos uso de dichas instalaciones y nos decidimos a «tirar» algunos baldes de pelotas.
Sepamos entonces (ó recordemos siempre) que existen cosas que difieren mucho de una cancha real, para no caer en situaciones ideales o, cosa peor aún, en condiciones especiales que no se repetirán cuando estemos en un link hecho y derecho…
He visto a mucha gente que se dirige al driving directamente desde su trabajo; es decir, llega con su automóvil, saca un balde de pelotas, se encamina hacia un box vacío, se saca el saco del traje, se afloja un poco su corbata y, con un poco de esfuerzo trata de pegarle a las primeras 15 ó 20 pelotas parado sobre sus zapatos de trabajo y arriba de una alfombrilla que simula (?) un lie de alguna cancha.
A esta altura de las cosas y sin haber comenzado a pegar ni una vez, digamos que las condiciones en que nos encontramos se asemejan muy poco a la realidad.
Todo eso sin entrar a cuestionar la calidad miserable de las pelotitas que utilizaremos, que en el mejor de los casos serán esféricas y su dureza muy similar a esas piedras denominadas «canto rodado», que cada vez que las impactamos ponen en serio peligro de continuidad algunos de nuestros dientes postizos y la integridad de nuestros palos de Golf.
Luego de un cierto período de acostumbramiento a esas condiciones -particulares-, sobreviene el contagio colectivo o el síndrome de la bestia.
Nadie sabe por qué motivo ni cuándo sucede, pero es casi una constante: el primer objetivo del 99% de los que están practicando es poner la pelota a 400 metros de distancia. Es admirable observar cómo se transforma la gente cuando llega a esos sitios; es como si trataran de demostrarse unos a otros la potencia y control que es capaz de manejar cada uno… en fin, son cosas que pasan.
Recordemos siempre que vayamos a un driving unas pocas cosas que nos ayuden a sacarle el mayor de los provechos a estos sitios de práctica:
Si salimos directamente de nuestra oficina, llevemos con nuestras cosas (además de los palos) un par de zapatillas cómodas que se adhieran mejor al piso ó alfombra que los zapatos de trabajo; del mismo modo, si optamos practicar con la camisa, desabrochemos los puños y el cuello para mejor sensación de movimientos (además llevemos un pullover que siempre es útil en esta época).
Concurramos al driving con uno ó a lo sumo dos objetivos; por ejemplo mejorar los tiros con nuestra madera 3 desde el piso; practicar ese chip de juego corto que nunca nos sale bien alrededor del green; etc. pero no vayamos a tirar doscientas pelotas con todos los palos… eso no tiene sentido alguno.
Tengamos siempre presente que nuestros tiros deberán ser más suaves que en la realidad; acentuemos y exageremos todos los movimientos del swing que creemos no funcionan bien o necesitan de algún ajuste; no nos contagiemos de bestias tratando de que nuestras pelotas salgan del driving…. ya que todos sabemos que en la realidad y en una cancha verdadera nunca haremos semejante cosa.
Pensemos también que estamos practicando con pelotas especiales que, gracias a Dios, nada tienen que ver con la realidad; con lo cual, no nos preocupemos demasiado por la dirección, ya que es probable que con su forma oval terminen tomando un efecto inesperado y con ello desviadas a cualquier lugar (esta situación se dará más en los tiros largos que en los chips ó tiros cortos). Más allá de eso, pensemos en la integridad de nuestros queridos y caros palos de Golf que tanto nos ha costado conseguir, no sea cosa que junto con la pelota también salga disparada la cabeza del palo…como muchas veces habrán observado.
Tratemos de ser concientes que nunca estaremos en una situación de Lie y de Stance tan particulares e ideales cuando estemos en un campo de juego, con lo cual, seleccionemos en la medida de las posibilidades y condiciones que ofrece cada Driving, el lugar de práctica sobre la tierra/pasto que casi todos poseen al finalizar los boxes de cemento.
Finalmente, saquémosle todo el provecho posible al Driving, pero para eso vayamos preparados y totalmente convencidos de lo que vamos a hacer, para qué y con qué condiciones nos encontraremos; concentrémonos en pocas cosas para lograr mejor el objetivo buscado y veremos que será todo mucho más efectivo y aprovechable a la hora de estar parados en una cancha verdadera.
Un abrazo y hasta la próxima.
Marcelo H. Barba